viernes, 22 de marzo de 2013

CON


Sin precipicios
Sin costumbres
Sin planes de velorios
Sin morderme la lengua
Sin rezar el padre nuestro
Sin anticonceptivos
Sin análisis comparativos
Sin amaneceres
Sin consecuencias
Sin tomarme toda la sopa
Sin educación superior

Sin viajes en el tiempo
Sin blanco y negro
Sin saliva
Sin resguardo
Sin declaraciones extrajucio
Sin cirugías
Sin cruces de ajo
Sin gatos negros
Sin esteroides
Sin bordes
Sin alas
Sin miedo

Con...



Karen Álvarez M.

domingo, 26 de febrero de 2012

TARDES CONFUNDIDAS


En un completo desorden aparecen rascándose la cabeza los restos de las tardes anteriores, con cara de sueño y confundidas. No recuerdan nada, se miran pero no entienden qué hacen todas juntas en una misma habitación y con cara de resaca. Jorge entra sin previo aviso, saca a la tarde del jueves y se la lleva sin decir nada, las otras tardes quedan aún mas confundidas y empiezan a sentir miedo, y un poco de vergüenza, algo no está bien, algo muy extraño ha pasado. Ni siquiera en las fiestas de fin de año se habían reunido tantas tardes y menos en un salón tan pequeño.
La tarde del domingo anterior entra al baño y se encuentra con la mañana de mañana. Todo está mal. Empiezan a reconocer los rostros de algunas noches tímidas que Jorge utilizaba para escribir poemas que luego lanzaba por la ventana.
Era claro, estaban casi todas las tardes, una que otra mañana cálida y las noches más tristes de Jorge; estaban todas reunidas y no sabían por qué.
Cada media hora entraba Jorge y se llevaba una docena de ellas, como siempre, sin mirarlas y sin decir nada. Una noche de rumba empezó a especular que Jorge había enloquecido desde que en aquella salida, un amigo le había dado una sustancia muy sospechosa que lo hizo actuar raro por varios días. -Deben ser secuelas- dijo-, y, como las tardes y sobre todo las mañanas eran bastante ingenuas, creyeron la versión de aquella noche, ya que parecía conocer muchas más cosas sobre Jorge que las demás no.
Por la ventana del baño se asomaban a la calle para pedir ayuda y veían a Jorge hablando con muchas personas que hacían fila desde la cuadra anterior, algunos de ellos estaban muy ansiosos, como si esperaran algo con suma urgencia. Jorge trataba de acomodarlos en un orden ya que todos querían estar en primer lugar.
El día seguía transcurriendo y Jorge entraba ya con más frecuencia pero con menos ánimos, se le veía cansado, había entrado y salido unas doscientas veces y se había llevado consigo paquetes enteros, y ya no escogía. A veces en los paquetes que se llevaba iban sólo mañanas o sólo noches y se iba reduciendo el número en la habitación.
Al final del tercer día, a eso de las cinco de la tarde, Jorge entró a la habitación y sin fuerzas ya para caminar, se derrumbó sobre los brazos de la última tarde que quedaba, en la mano empuñaba una hoja de periódico que contaba toda la historia de lo que sucedía, contaba que Jorge un joven poeta una noche había decidido suicidarse, pero una idea mejor se le ocurrió: regalarle al mundo lo más valioso de todo, algo que ni siquiera Dios está dispuesto a regalar: Tiempo. Ese tiempo que había malgastado y que iba a malgastar tirándolo al olvido de la muerte, pero que a otros tanto les serviría para hacer y deshacer los momentos aplazados que no tuvieron lugar. Por eso cuando Jorge regalara la última tarde que quedaba en la habitación, sólo le quedarían las horas restantes de ese mismo día.


Karen Álvarez.

martes, 21 de febrero de 2012

SOY

Soy el sueño de quienes no me han vivido, soy el pasado sin amaneceres retrasados por el paso del tiempo. Un escondite de agujeros, una salida sin puertas cerradas, un camino hecho de sal.
                                         
                                           Karen Álvarez.

domingo, 5 de febrero de 2012

MEMORIA JOVEN

Tal vez vaya arrancándome despacio la tardes llenas de recuerdos infames y vergonzosos, hasta que ya no quede ningún residuo. 
Ansío los ratos llenos de los rosarios que rezaba mi abuela al borde de la cama, desgastada en sueños flotantes y desvaríos de otra época. Días en que la naturaleza se decidía rotundamente por el surrealismo y después de eso cualquier sabor es igual a simple. 
Desde entonces el tiempo se me llenó de arrugas y jamás pudo volver a seguirme el paso.
Inolvidables las gotas de lluvia que pausaban su camino para mirar los rostros de los niños bañados con la sangre de sus padres, llorando por instinto y luego por costumbre.
Las puertas nunca se cerraron para que entrara el aire a llevarse la mugre que otros dejaban como marcas de fuego sobre la piel joven de quienes aun recuerdo.
Aprendí todo lo que necesitaba a una velocidad insignificante, a fuego lento, con quemaduras de tercer grado, y como siempre, llegué tarde a ese preciso momento que le daría sentido al resto de mi vida.

Karen Álvarez.

jueves, 9 de junio de 2011

DADAS LAS CIRCUNSTANCIAS

Se agachó a recoger los libros regados sobre el piso con una lentitud insoportable. Quitó uno por uno los pedazos de vidrio que habían quedado sobre ellos, mientras pensaba en el desorden que adornaba la casa y que ella sola iba a tener que organizar; Tenía que hacerlo rápido ya que pronto llegarían esas malditas moscas que tanto odiaba.
Caminó hasta la cocina donde le esperaba una pila de cajas sin desempacar y marcadas en la parte superior  con letras rojas. Intentó sentarse en el piso pero el timbre del teléfono le interrumpió el esfuerzo a mitad de camino, fue a contestar y esperó el siguiente timbre, cuando este sonó quiso esperar otro más... Luego levantó muy despacio la bocina y se la colocó en el oído sin decir palabra alguna.
-Aló. (Dijeron del otro lado de la línea). 
Al reconocer la voz se animó a hablar: 
-Buenos días doña Esperanza... Su hijo está dormido.
-¿A esta hora?
-Si, anoche se quedó hasta tarde viendo televisión y no lo he querido despertar.
-Ok, yo llamo más tarde, hasta luego mija.
-Hasta luego doña Esperanza. y colgó
Miró a su marido acostado sobre la cama, suspiró, y empezó a recoger la ropa de él regada por la habitación renegando entre dientes. Al terminar, con la ropa aún en sus manos se paró frente a él y sin dejar de mirarlo empezó a llorar desconsoladamente. El sonido del chocolate regándose que había puesto al fuego de la estufa unos minutos antes, y del que se había olvidado por completo, la sacó del trance en que estaba y la obligó a correr a la cocina aun con las lagrimas en los ojos, más la rabia que le daba cada vez que se le regaba algo que hubiese puesto a cocinar. Apagó la estufa y limpió por encima el chocolate derramado, buscó un vaso para servirse pero el único que encontró tenia una cucaracha adentro, abrió la llave del agua para lavarlo pero para colmo de males nada salió; Con la paciencia colmada arrojó fuertemente el vaso contra la pared, arrepintiéndose luego, ya que ahora había una cosa mas que tendría que recoger. Tocaron el timbre, cosa que le sorprendió ya que se acababa de enterar de que en esa casa hubiese un timbre y por otro lado nadie conocia la nueva dirección; Así que quien tocaba debía estar buscando al anterior inquilino, entonces no tenia intenciones de abrir, era mejor que quien estuviese tocando pensara que allí no habia nadie. 
El timbre siguió sonando aumentado su intensidad, y tuvo que bajar las escaleras para abrir la puerta aunque sin afán. Abrió sin mirar y apareció ante ella una cara conocida pero inesperada dadas las circunstancias.
-Carlos, ¿que haces aquí? le preguntó mientras salia y cerraba un poco la puerta para impedirle entrar en caso de que el quisiera hacerlo.
-¿Ya le dijiste?
-No Carlos, el ha dormido todo el día y no he podido hablar con el, pero cuando se despierte...
-¡Puras excusas!, déjame entrar y yo se lo digo, así te ahorro el trabajo de tener que enfrentarlo sola.
-Yo quiero hacerlo sola.
-Pues yo de aquí no me voy hasta esta situación se solucione.
-No seas idiota! y déjame que yo se como hago las cosas, vete y yo te llamo cuando todo haya pasado y el se haya ido.
- ¿Y si te hace algo?
-Vete, ¡yo te llamo!. Entró y cerró la puerta con llave.
Empezó a subir las escaleras y tuvo que correr al baño pues sintió un fuerte deseo de vomitar, se sentía mal, no solo por vomitar en ayunas si no por todo lo que estaba pasando: El cambio de casa, de barrio, y la situación con su marido y con Carlos que la hacía sentir la más miserable.
Caminó a la habitación, miró a su marido acostado en la cama y lo cubrió completamente con una sábana, tomó el teléfono y marcó un número, mientras timbraba, miraba el porta-retrato roto que se le había olvidado recoger y que en ese instante le estaba cortando la planta del pie.
Al otro lado de la linea alguien contesta:
-Policía Nacional, buenos días.






                                                                                                                                          Karen Álvarez.

viernes, 11 de marzo de 2011

NOCHE DE AMNESIA

Caminaba lento tratando de descifrar a donde quería ir, era una noche de especial amnesia. El camino estaba peligrosamente resbaloso cosa que no le preocupaba en lo absoluto, puesto que si llegaba a caerse lo único que podía hacer era levantarse. (pensaba ella). Desde que dejamos de ser niños nos preocupan tonterías como mojarnos, caernos, hacer el ridículo; Pero ella estaba sola y no había posibilidades de avergonzarse si nadie la veía. Quería estar sola, analizar las opciones, no quería equivocarse esta vez por eso, que mejor que un paseo casi en la oscuridad y con un clima tan agradable.
Ya no tenia recuerdos de la tragica noche de la que todos hablaban a sus espaldas, seguramente era mejor no recordar,o no era tan grave,ni tan trágico como la gente murmuraba; A la gente le gusta exagerar esas cosas pensó. 
La noche se veía muy fría pero ella estaba en la temperatura ideal,  solo le preocupaba estar alejándose demasiado ya que después de estar rodeada de tanta gente ahora estaba completamente sola, le parecía estar caminando hacia el fin del mundo.
-Martha!...Escuchó a lo lejos.
-¿A donde vas?, 
Miró a su alrededor y no pudo ver a nadie pero igual respondió... 
-Voy a tomar un poco de aire fresco. 
Y eso fue todo. 
¿Aire fresco?, aire fresco, esa frase retumbó en su cabeza. Algo no estaba bien ¿por que la mortificaba tanto algo tan simple como esa frase?, luego empezó a preguntarse ¿donde estaba?  ya no recordaba nada ¿como había llegado allí? y ¿donde estaban todos?...Es más, ¿que había hecho en todo el día antes de venir a la fiesta? era algo aparentemente imposible de recordar. Se asustó y empezó a correr en sentido contrario; Lo hizo por unos quince minutos y no logró llegar... ¿estaba tan lejos?. Escuchó gemidos y un llanto constante que le sonaba familiar. Decidió seguir corriendo pero no tuvo que hacerlo por mucho tiempo ya que las personas empezaron a aparecer de a poco, todos se subían a sus autos y se marchaban, agitada entró a la casa y un dolor enorme le revivió lo sucedido. entendió todo, recordó todo, la caminata, todo tenia un  trágico y desafortunado sentido.
Llorando se sentó en uno de los escalones y pensó en su triste destino de vagar todas las noches desde hace  dos años en los que sale a tomar aire fresco, por que la trágica noche en que se incendió su casa era en lo único en lo que podía pensar antes de que los pulmones se le llenaran de humo.


Karen Álvarez.

viernes, 4 de febrero de 2011

DE TODO TIPO

Tengo pasos firmes y flojos, húmedos y llenos de polvo viejo...
Nuevos y malgastados.
Tengo pasos de insomnio y de madrugadas, pasos de película y pasos que vagan en la realidad. 
Tengo pasos favoritos y pasos obligados...
Pasos escondidos y pasos al aire libre.
Hay pasos que me llevan a lugares que ya visité, y otros que quieren salir corriendo tras los planes aplazados.
Colecciono los pasos de buenos días y gracias, y le tapo los ojos a los que no quieren decir nada.
Hay pasos aislados, torpes y acongojados, los vendo a bajo costo en paquetes de docena.
Tengo los pasos que van a cualquier lado, y no se que hacer con los que caminan hacia la verdad de una vida , sin aire, sin cama y en completa  soledad.
                  
Karen Álvarez.M.