miércoles, 19 de mayo de 2010

FRAGMENTO

La voz, grave y ronca, aparece bruscamente y el mando,
 el mundo de las existencias, se desvanece. 
Una mujer de carne ha tenido esta voz, ha cantado delante de un disco,
con su mejor ropa, y su voz quedaba registrada. 
La mujer, ¡bah!, existía como yo, como Rollebon; 
no tengo ganas de conocerla. Pero hay esto. 
No se puede decir que exista. 
El disco que gira existe, el aire golpeado por la voz que vibra, existe,
 la voz que impresionó el disco existió. Yo que escucho, existo. 
Todo está lleno, existencia en todas partes, densa y pesada y dulce. 
Pero más allá de toda esta dulzura, inaccesible, muy cercano, tan lejos, ay, joven, despiadado y sereno está ese... ese rigor.


                                                                                                                                                   J.P.Sartre